Capítulo 18. SUPERCONTAGIADORES: Oleg Salenko

Érase una vez un señor británico, llamado Steve, que asistió a un congreso en Singapur al que también asistieron unos señores chinos de Wuhan. Después de cuatro días de congreso, Steve regresó a Londres para rehacer su equipaje y viajar al día siguiente —el 24 de enero del 2020— a Los Alpes franceses para esquiar. Se alojó en un chalet con diez amigos adultos, e interaccionó con un matrimonio amigo del chalet de al lado, que tenía tres niños. No se encontraba muy bien, pero pensó que uno no viaja a Los Alpes para quedarse en la cama y estuvo activo los cuatro días que duró su viaje. Steve era portador del SARS-CoV-2 y contagió a nueve de los diez adultos de su chalet. En el chalet de al lado fueron contagiados los dos adultos y uno de los tres niños. Durante los días posteriores, el niño contagiado, de nueve años, tenía algunos síntomas, pero aun así asistió a actividades en tres colegios diferentes.

Los científicos han estudiado algunos eventos como el de Los Alpes, en los que se podía seguir la pista a los contagiados, para intentar aprender más sobre el SARS-CoV-2. Les llaman eventos de supercontagio o de supercontagiadores. Si un contagio es un gol, un supercontagiador sería algo así como el ruso Oleg Salenko en aquella tarde californiana del Mundial de 1994 que marcó cinco goles a Camerún.

De estudiar el evento del supercontagiador de Los Alpes se encargó un grupo de investigación francés. Monitorizaron a 178 personas que estuvieron en contacto, en tres colegios diferentes, con el niño infectado. De estos 178, hicieron el test a 73 casos sospechosos y concluyeron que el niño no contagió a nadie. Los detalles están publicados en la revista Clinical Infectious Diseases17.

De este trabajo se hizo eco la prensa inglesa y el diario The Guardian publicó una noticia titulada “Niño con COVID-19 no transmite la enfermedad a más de 170 contactos”.

Era una noticia estupenda; sin embargo, surgían algunas dudas al leer los detalles del artículo científico. Por ejemplo, el niño contagiado tenía una carga viral mínima. Sus niveles de SARS-CoV-2, cuantificados por la RT-PCR, estaban justo por encima del límite de detección en los seis test que se le realizaron en días consecutivos. En términos futbolísticos, si el contagio es gol, es como si el niño contagiado jugara de central y no se acercara al área contraria ni para los saques de esquina. Un niño que a pesar de estar participando en el juego tiene poco gol. En términos médicos, se trata de un individuo con una carga viral baja y, por lo tanto, con menos capacidad infectiva. Además, aunque el niño tenía síntomas, el artículo dice que junto al SARS-CoV-2 se le detectaron otros dos virus, incluido uno de la gripe.

Ocurre que no hay mejor noticia que la que uno quiere escuchar. Curar el virus está bien, pero que los niños puedan ir al colegio y quedarse con sus abuelos es insuperable. Estas noticias hechas para nuestros oídos corren como la pólvora. Como aquella noticia que, aun siendo falsa, se expandió por Barranquilla tras la final del torneo apertura 2014 de la Liga colombiana. El Atlético Nacional de Medellín ganó en los penaltis al Junior de Barranquilla, equipo donde jugó el mítico Valderrama, pero apareció un bulo proclamando a Junior campeón por una supuesta sanción que eliminaba al Atlético Nacional. Una noticia así de alegre no cae igual en Helsinki que en Barranquilla, ciudad donde nació y creció Shakira, en la costa del Caribe colombiano, donde a dos toques de tambor ya tienes a doce bailando. Algunos no se preocuparon en verificar la noticia y festejaron hasta el amanecer. Han quedado para la historia imágenes de esa noche de fiesta que ahora sirven para la mofa de los rivales.

Este capítulo forma parte del libro Raticos de Coronavirus.