Capítulo 23. ¿Y SI EL FÚTBOL PUDIERA AYUDAR?

Vicente, anciano y viudo, lleva más de cincuenta días sin poder ver a sus tres hijos: una policía local, un enfermero y un cajero de supermercado. Tampoco ha visto a sus nietos. Estos días de confinamiento, además de triste, está indignado desde que escuchó que todos los futbolistas profesionales tendrían test para detectar el SARS-CoV-2. Si a sus hijos les hicieran esos test, podrían visitarle con tranquilidad. A Vicente no le gusta el fútbol, pero da igual. Algo así indigna a cualquiera.

Teniendo en cuenta que los espacios cerrados masificados y la convivencia en distancias cortas son dos de los mayores factores de riesgo para ser contagiados con la COVID-19, la probabilidad que tienen los futbolistas de ser infectados con el SARS-CoV-2 posiblemente sea menor o similar a la que tienen profesionales de otros gremios, que también regresarán gradualmente a sus puestos de trabajo. Sin embargo, los futbolistas estarán más protegidos por tener test de RT-PCR con frecuencia, y por estar en un rango de edad donde las complicaciones por COVID-19 son muy raras. Por eso, Vicente se retuerce en el sillón cada vez que escucha que se están realizando miles de test en el planeta fútbol. Piensa que los futbolistas no tienen la culpa, pero siente que el negocio del fútbol es egoísta y poco solidario. Pero, ¿y si la vuelta del fútbol pudiera ayudar?

En estos momentos hay muchas incertidumbres sobre si las medidas que tomaremos en el retorno a “la normalidad” serán suficientes para seguir frenando la pandemia. El maldito número R0 —que determina la capacidad de propagación— del SARS-CoV-2 debemos bajarlo a base de medidas como el distanciamiento social, mascarillas, lavado de manos frecuente, etc. Pero, ¿será esto suficiente?, ¿o son medidas excesivas?, ¿cómo de peligroso es viajar en autobús o en avión?, ¿y si los futbolistas nos ayudaran a saber más de la COVID-19?

En los próximos dos meses, los futbolistas, y los trabajadores que les rodean en el día a día, nos podrían servir para realizar un valioso estudio donde casi dos mil individuos serían monitorizados, proporcionando información sobre la eficacia de los nuevos hábitos. Es un escenario donde todos ganan: los jugadores están más protegidos por los test y por el seguimiento de especialistas, y el resto de la sociedad dispondría de datos científicos que nos facilitarían la vida diaria.

Para ello habría que contar con científicos especializados, como epidemiólogos, virólogos o estadísticos, y subvencionar su investigación. Otro buen gesto del mundo del fútbol sería ofrecer algunos test gratuitos a la población, o a sus aficionados, los días que los futbolistas no los necesiten. Haciendo algo así, a ojos del público, esta temporada todos pueden ser campeones. Entonces, quizás Vicente* salga un día al balcón y dedique su aplauso de las ocho a esos chavales tan solidarios y valientes, que nos ayudaron a recuperar la normalidad. Quizás los futbolistas, y el fútbol, estén ante la oportunidad de recibir el aplauso de sus vidas.

*Vicente no existe, o quizás sí.

@raticosdefutbol

Este capítulo es uno de los 30 del libro Raticos de Coronavirus