(Semana VIII) ¿Y si el fútbol pudiera ayudar?

 Vicente, anciano y viudo, lleva más de cincuenta días sin poder ver a sus tres hijos: una policía local, un enfermero y un cajero de supermercado. Tampoco ha visto a sus nietos. Estos días, además de triste, está indignado desde que escuchó que todos los futbolistas profesionales tendrían test para detectar el SARS-Cov-2. Si a sus hijos les hicieran esos test, podrían visitarle con tranquilidad. A Vicente no le gusta el fútbol, pero da igual. Algo así indigna a cualquiera.

Teniendo en cuenta que los espacios cerrados masificados y la convivencia en distancias cortas son dos de los mayores factores de riesgo para ser contagiados con el COVID-19, la probabilidad que tienen los futbolistas de ser infectados con el SARS-Cov-2, posiblemente sea similar a la que tienen profesionales de otros gremios, que también regresarán gradualmente a sus puestos de trabajo. Sin embargo, los futbolistas estarán más protegidos por tener test de RT-PCR con frecuencia, y por estar en un rango de edad donde las complicaciones por COVID-19 son muy raras. Por eso Vicente se retuerce en el sillón cada vez que escucha a un futbolista decir que no vuelve al trabajo sin que le aseguren riesgo cero. Siente que el mundo del fútbol es egoísta y poco solidario. Pero, ¿y si la vuelta del fútbol pudiera ayudar?

En estos momentos, hay muchas incertidumbres sobre si las medidas que tomaremos en el retorno a “la normalidad” serán suficientes para seguir frenando la pandemia. El maldito coeficiente de contagio R0 del SARS-Cov-2, que se estima tres veces mayor que el de la gripe, debemos bajarlo a base de medidas como el distanciamiento social, mascarillas, lavado de manos frecuente, etc. ¿Pero será esto suficiente? ¿O quizás son medidas excesivas? ¿Cómo de peligroso es el transporte en autobús o viajar en avión? ¿Y si los futbolistas nos ayudaran a saber más sobre este coronavirus?

En los próximos dos meses, los futbolistas, y los trabajadores que les rodean en el día a día, nos podrían servir para realizar un valioso estudio donde casi dos mil individuos serían monitorizados, proporcionando información sobre la eficacia de los nuevos hábitos. Es un escenario donde todos ganan: los jugadores están más protegidos por los test y por el seguimiento de especialistas, y el resto de la sociedad dispondría de datos científicos que nos faciliten la vida diaria.

Para ello habría que contar con científicos especializados, como epidemiólogos, virólogos o estadísticos. Sería razonable que La Liga, y donaciones de futbolistas y de empresas del gremio, costeasen esta investigación, y también la compra de los equipos y reactivos necesarios para la intensa tarea diagnóstica. Además, puestos a hacerlo bien, podrían realizar test a la población los días que los futbolistas no los necesiten y, más tarde, donar esta infraestructura diagnóstica y mantener sus costes para uso comunitario. Este plan tendrá dificultades si los clubs no asumen que algunos jugadores importantes podrían dejar de jugar algunos partidos si están contagiados. Tienen que darse cuenta de que, a ojos del público, esta temporada todos pueden ser campeones. Entonces, quizás Vicente salga un día al balcón y dedique su aplauso de las ocho a esos chavales tan solidarios y valientes, que nos ayudaron a recuperar la normalidad. Quizás los futbolistas estén ante la oportunidad de recibir el aplauso de sus vidas.

Julián Cerón Madrigal

@ceronlab

@raticosdefutbol