OMICRON: ¿De dónde salió? ¿Cómo nos defendemos de él?

Ya estás cansado de leer sobre este maldito coronavirus. Yo también estoy cansado de escribir sobre él. La última vez fue hace seis meses (sobre la variante Delta). El partido se nos está haciendo pesado. A ratos hemos estado jugando en el césped, con el virus cerca. También animando a nuestro equipo desde la grada, viendo al virus de lejos. ¡Árbitro! ¡La hora! Tenemos frio, el culo helado, hambre, nos orinamos. Llegamos tarde a una cita y la cancelamos. El parking nos va a salir por un ojo de la cara. El niño lleva rato diciendo que se aburre. Tú también te aburres. El partido no se acaba. Tu cabeza está llena de pequeñas preocupaciones que son puertas que se cierran a la felicidad. Preocupaciones que desaparecerían si se ganara de una vez este partido al coronavirus. Pero el SARS-CoV-2 va y saca a Omicron. Podría haberse llamado Fu, o Fa, pero se llama Omicron. Salta al campo Omicron, de delantero, con el 11 a la espalda. Impone. En el alfabeto griego, antes de Omicron venía Xi, que no da miedo. Pero el presidente de China se llama Xi y no era plan dar gasolina a los que hablan del “virus chino”. La OMS, en un acto de señorío, se saltó la Xi y pasó a Omicron.

Omicron entra al campo como un toro. Te levantas. Te frotas el culo para calentarlo, te cierras la cremallera de la chaqueta y te sientas otra vez. ¡La madre que lo parió!—dices. Y con razón. En silencio, mientras abrigas a tu hijo y le frotas la espalda para que entre en calor, te preguntas: ¿Omicron? ¿De dónde salió este cabrón?

Tras casi dos años de pandemia hay tanta información que cualquiera, desde los negacionistas y conspiranoicos hasta los catastrofistas, puede encontrar el dato, contrastado o no, que se ajuste a sus razonamientos extremos. Desde Raticos de Fútbol se pretende usar la experiencia en leer publicaciones biomédicas para digerir información y ponértela desde la banda en centro suave para que tú remates de cabeza.

¿De dónde salió Omicron?

Omicron apareció de la nada. La base de datos GISAID acumula más de seis millones de secuencias del virus SARS-COV-2 que son enviadas por científicos de distintas partes del mundo. Con esa información se puede crear un árbol filogenético del virus en el que cada rama representa un cambio en su secuencia. De esa manera vimos como la variante Delta acumulaba mutaciones, consolidando unas y añadiendo otras, asistiendo al nacimiento progresivo de sus trece mutaciones. Omicron, de repente, salió al terreno de juego con unas 50 mutaciones con respecto al virus original. ¿De dónde salió Omicron? —también se preguntan los científicos.

En celeste, todos los sublinajes que forman la variante Delta, con mutaciones en común que pueden ser trazadas en el árbol filogenético. En rojo, la variante Omicron, con mutaciones tan diferentes que aparecen en una rama independiente del árbol, y sin trazabilidad de su evolución. Fuente: https://www.gisaid.org/hcov19-variants/

Una de las hipótesis es que surgió de la recombinación de virus de diferentes linajes, pero datos de Viana y colaboradores no apoyan tal posibilidad. Otra hipótesis es que evolucionó en un solo individuo inmunodeprimido, por ejemplo, en un paciente de SIDA que no toma sus medicamentos para reponer su sistema inmune. Dentro de ese paciente con COVID-19 crónico, el virus puede evolucionar durante meses creando una variante que más tarde pasa a otro individuo por un contagio. En un caso así, los científicos del GISAID no podrían detectar las variantes intermedias que dieron lugar la Omicron. No es una hipótesis comprobada, pero es una hipótesis plausible porque se han observado cambios genéticos del virus (hasta 30) en personas con infección permanente durante meses. Y porque solo en Sudáfrica hay unos 8 millones de personas con SIDA y aproximadamente un tercio no tiene acceso a la medicación que restaura su sistema inmune.

Otra hipótesis es que Omicron venga de un país donde no se hace seguimiento del virus. “Solo” 89 países envían secuencias de SARS-CoV-2 a la base de datos GISAID. Así, por ejemplo, si el virus se cocinó en Tanzania, para llegar más tarde a Sudáfrica, no se le pudo seguir la pista. Esto pone de relevancia la importancia que tiene para la salud global el que la ciencia y la tecnología se desarrollen en todos los países del mundo.

A Omicron no le vimos venir, como no se vio venir a Jamie Vardy. A los 23 años jugaba en un equipo amateur, trabajando en la industria del acero para sobrevivir, hasta que lo fichó el F. C. Halifax Town para jugar en la 7ª división inglesa. A los 25 años, tras jugar con el Fleetwood Town F. C. de 5ª división y marcar 31 goles en 36 partidos, fue fichado por el Leicester de la 2ª división. Con 28 años fue elegido mejor jugador de la Premier y jugó la Eurocopa con Inglaterra. A los 29, temporada 2017-2018, ganó la Premier League con el Leicester marcando 20 goles.

Omicron también era un «don nadie» hasta que el 19 de noviembre se secuenciaron unas muestras en Sudáfrica. Estas secuencias se subieron a GISAID el 23 de noviembre. El 24 de noviembre, Sudáfrica avisó a la OMS de que había detectado una variante muy especial, con 50 mutaciones respecto al virus original, estando 30 de esas mutaciones en la proteína espiga, que sabemos que se encuentra a modo de pinchos en el envoltorio del virus y que es como la llave para entrar en las células humanas. Ante tal tasa de mutaciones, la OMS tardó dos días en catalogarla como “variante de preocupación”. El 30 de noviembre, Omicron ya estaba en once países al menos. A fecha de hoy (24-12-2021), Omicron es la variante mayoritaria en muchas zonas y los modelos predicen que, al ser tan contagiosa, a primeros de enero puede desplazar a la variante Delta en todo el planeta. Omicron es Vardy. Omicron salió de la nada para ser estrella mundial.

¿Y qué tal juega Omicron? ¿Es peligroso?

Hace unos meses, usando la copa del mundo, explicaba los cambios en la proteína espiga de la variante Delta que favorecían el anclaje del virus a los receptores que median su entrada a algunas células humanas. Nos preguntábamos si la variante Delta era mejorable. Omicron ha llegado con 30 mutaciones en la proteína espiga para respondernos y decirnos que sí. Tan cambiado está el virus que Omicron escapa al reconocimiento de algunos de los anticuerpos que tenemos. Pero, ¿pudiera ser que tantos cambios también ofrezcan alguna ventaja para los humanos?

Omicron acumula mutaciones que cambian su morfología, haciéndolo mas eficiente en su anclaje a los receptores (en rojo) de algunas células humanas,

El entrenador del SARS-CoV-2 ha hecho el cambio de Omicron por Delta en un momento que hace daño al Atlético Humanidad. ¡Justo antes de la navidad! Omicron es rápido propagándose. Se contagia con más facilidad, con número de reproducción básica Ro más alto, provocando un incremento exponencial de casos muy bestia si no tomamos medidas. Según Martin Hibberd, profesor de enfermedades infecciosas en el London School of Hygiene & Tropical Medicine, si el SAR-CoV-2 original tenía un Ro de 2.5 y Delta de 6, Omicron podría llegar a 10. Si tomamos medidas el Ro baja. Para entender lo que suponía el incremento de Ro en la propagación del virus, en Raticos de Coronavirus lo explicamos con personas regalando entradas. Si consideramos que Omicron tiene una Ro de 9, en solo tres ciclos de personas contagiando tendríamos más de 700 infectados. Con cinco ciclos, los contagiados no cabrían en el estadio de Anfield.

La identificación de la variante Omicron coincidió con un aumento exponencial de casos en la provincia de Gauteng, en Sudáfrica. La tasa de positivos entre los habitantes testados de Gauteng paso de menos del 1% a primeros de noviembre, al 35% a finales de noviembre. Eso no era una buena señal. Omicron se extendió rápido por el resto del país y por el vecino Botswana. Los contagios se doblaban cada 1.8 días. Los casos semanales eran cinco veces más con Omicron que con Delta, que aún andaba circulando. Lo que había servido para controlar a Delta, no servía para controlar a Omicron. Los contagios con Omicrón también afectaban a personas vacunadas o con COVID-19 previo. Por lo tanto, su mayor capacidad de contagio podría deberse no solo a una mejor transmisibilidad sino también a un escape de los anticuerpos neutralizantes producidos por las vacunas o por haber pasado la enfermedad.

Algunos científicos han dormido poco últimamente para hacer experimentos que nos dan alguna luz en la habitación oscura en la que nos encontramos encerrados con Omicron. Por ejemplo, se puede usar el suero de personas vacunadas para medir la actividad de sus anticuerpos neutralizando la variante Omicron, y para conocer la capacidad de nuestros linfocitos T eliminando células infectadas con Omicron. Empecemos por la buena noticia: los linfocitos T aguantan bien el cambio de variante en personas vacunadas reconociendo el 70% de sus dianas tras una infección con Omicron. Así que la defensa basal con nuestras células killer o linfocitos T la mantenemos. La mala noticia es que varios grupos de investigación han comprobado que los anticuerpos de personas que fueron vacunadas, o que pasaron la enfermedad, son menos eficaces y solo un porcentaje de esos anticuerpos mantienen su capacidad neutralizante contra Omicron. Esto lo podemos reparar parcialmente con dosis de refuerzo.

¿Es Omicron más peligroso que Delta?

Cuando hablábamos de la variante Delta decíamos que el virus puede mutar y mejorar para su conveniencia, pero que había que recordar dos puntos: (i) su capacidad de mejora es limitada y está acotada por su propia naturaleza. (ii) Al virus, desde el punto de vista evolutivo, le interesa propagarse, no joderte la vida. Al virus le importamos un pimiento. Por lo tanto, al virus le puede interesar una variante que se transmita mejor y que sea menos patógena. Así que existe la posibilidad de que este virus pandémico se transforme en algo que entre a formar parte de nuestras vidas como el dolor de cabeza, el resfriado, o el Bayern de Munich ganando la Bundesliga.

Lo que se sabe sobre Omicron es preliminar, como no podría ser de otra manera en una variante que tiene algo más de un mes de existencia, pero un estudio de la Universidad de Hong Kong indica que Omicron se replica mucho más rápido en células de los bronquios y más lentamente en células de los pulmones. Esto podría tener una implicación positiva en la severidad de la enfermedad. En esa dirección, un grupo de la Universidad de Cambridge ha mostrado que organoides (modelos) de pulmón se infectan menos con Omicron que con Delta.

La información sobre Omicron nos sobrepasa y encontramos noticias contradictorias. Hay que esperar para tener certezas sobre la gravedad de las infecciones con Omicron, pero por ahora podemos fijarnos en lugares que van un poco por delante en la ola de infecciones con Omicron. Las preguntas del millón de dólares son:

  • ¿Es Omicron es más peligroso que Delta?
  • ¿Nos protegen las vacunas de Omicron?

Vamos a citar cuatro estudios de equipos de Reino Unido, Sudáfrica, y Dinamarca que indican que los contagios con Omicrón tienen menor probabilidad de acabar en hospitalización.

Sudafrica. Wolter y colaboradores (22-12-2021)

Los infectados con Omicron tienen un 80% menos de probabilidades de ser hospitalizados, pero, ojo, una vez hospitalizados tienen el mismo riesgo de padecer una COVID-19 severa. En Sudáfrica hay menos vacunados (40% de la población) pero un alto porcentaje de población tiene inmunidad por infección previa.

Reino Unido.

Fergunson y colaboradores (22-12-2021) (Inglaterra)

Reducción de un 40-45% en el riesgo de hospitalización (de un día o más) tras contagio con la variante Omicron respecto a la Delta. Estudio realizado entre el 1 y el 14 de diciembre, con 56,000 casos de Omicron and 269,000 casos de Delta.

Sheikh y colaborabores (22-12-21) (Escocia)

Los pacientes infectados con Omicron tienen un reducción de dos tercios en la probabilidad de ser ingresados con respecto a los infectados con Delta.

Dinamarca. Holm Hansen y colaboradores (22-12-2021)

La eficacia de las vacunas baja un 30% con la variante Omicron. Las vacunas son menos eficaces según pasa tiempo desde la vacunación, pero se recupera la eficacia con una dosis de recuerdo.

En resumen:

  • Aun estando vacunados somos más susceptibles de ser contagiados con Omicron que con Delta, y la probabilidad de contagio aumenta según pasa el tiempo desde la segunda dosis. Lo que servía para protegernos de Delta puede no servir para Omicron.
  • Una dosis de recuerdo recupera parcialmente la protección contra Omicron.
  • Si estás vacunado, o has tenido una infección previa, un contagio con Omicron parece tener menos probabilidades de acabar en hospitalización.

Todo es tan reciente que habría que esperar unas semanas para ver si el aumento de contagios causados por Omicron se traducen en un aumento de hospitalizaciones y fallecimientos. Por ahora los datos son esperanzadores, pero los casos de contagios son tan altos que, aunque vaya un porcentaje menor de gente a los hospitales, podríamos saturar el sistema sanitario.

¿Cómo nos defendemos de Omicron?

Dosis de refuerzo

En la actualidad, además de los escudos que ya conocemos (mascarillas, ventilación, test, prudencia), tenemos dosis de refuerzo de vacunas para recargar el depósito de anticuerpos neutralizantes aunque Omicron escape de un porcentaje de eso anticuerpos.

El profesor de secundaria de matemáticas Sergio Guirado escribió “El futbolista que sólo sabía una fórmula” usando el fútbol para explicar las matemáticas a niños. La operación matemática necesaria para entender la necesidad de una dosis de refuerzo es la de calcular porcentajes. Si el porcentaje de anticuerpos que funciona contra Omicron es menor, una dosis de recuerdo (booster en inglés) que aumente la cantidad de anticuerpos hará que el valor de ese porcentaje sea mayor.

Por ejemplo, si solo el 20% de los anticuerpos contra variantes antiguas del SARS-Cov-2 neutralizan la variante Omicron, teniendo 100 anticuerpos solo 20 serían útiles. Como una dosis de refuerzo de Moderna (medía dosis con respecto a la dosis original) puede aumentar 40 veces tu cantidad de anticuerpos, tras tu tercera dosis tendrías 4000 anticuerpos totales, y 800 útiles en lugar de 20. Por eso una dosis de refuerzo es recomendable para combatir a Omicron, para los vacunados y para los no vacunados con infección previa.

*Dosis de recuerdo de Pfizer o de Astrazeneca también aumentan la cantidad de anticuerpos.

Test

Los test siguen siendo muy importantes porque permiten cortar la transmisión aislando al individuo que dé positivo. Ahora tenemos test de antígenos a la venta en farmacias que en 15 minutos nos dicen si somos contagiosos o no. Recuerda que los test de antígenos son menos sensibles que la PCR, pero certeros cuando tienes una alta carga viral y eres más contagioso. Los test de antígenos son una foto del momento, por eso es recomendable hacérselos justo antes de algún evento para proteger a los asistentes de un posible caso de supercontagio. ¿Debería hacérselo todo el mundo en una cena en interior? Pues al menos aquellos que noten algún síntoma compatible con la COVID-19, o que tengan dudas sobre si se pudieron contagiar en algún lugar unos días antes.

Otras cosas a tener en cuenta respecto a los test de antígenos:

  • La mayoría de los test detectan la proteína N (nucleocapside) del virus, que no está tan mutada en las variantes como la proteína espiga. Así que los test de antígenos SI SIRVEN para Omicron.
  • En personas vacunadas los primeros síntomas son consecuencia de una respuesta de las vacunas y por lo tanto la carga viral alta puede llegar 2 o 3 días después de esos síntomas. La correlación síntomas=carga viral alta ya no es tan clara como al principio.
  • Como Omicron se replica más rápido, puedes dar positivo antes (días 3-4 desde el contagio) que con una infección con variantes anteriores.
  • Dan falsos negativos, pero dan positivo cuando más importa (cuando eres contagioso)

Aquí un video sobre como hacer el test de antígenos en casa:

Vacunación de niños

En los últimos meses hay más casos de contagios en niños. Puede ser que las mutaciones que el virus va acumulando faciliten el contagio en menores de edad. Como padre, mi posicionamiento a favor de vacunar a mi hija de 7 años es que vacunándola (i) le proporciono una ayuda extra a defenderse del virus en caso de contagio, (ii) ayudo a disminuir la transmisión comunitaria del virus (por poca que sea), y (iii), me rebajo el peso preocupaciones en el caso de que se contagie ya que el virus puede seguir mutando, y vacunas previas siempre ayudarían a protegerte del virus por mucho que cambie. Sí, vacunándola a mi hija la expongo a una cantidad de proteína espiga, pero es una cantidad controlada, aprobada por análisis clínicos, y aplicada en millones de niños.

Tomar decisiones sobre un hijo no es nada fácil. Me imagino el peso de la responsabilidad en los padres de Messi, aceptando el tratamiento de su hijo de once años con una hormona de crecimiento que había sido probada en un ensayo clínico con menos de 200 niños. Los padres de Messi aceptaron que fuera tratado durante años, y hasta ellos le pinchaban dicha hormona. Se estima que Messi creció entre 10 y 15 centímetros gracias al tratamiento. Confiar en la ciencia no les salió nada mal.

Pastillas antivirales

Por otro lado, Pfizer ha creado un medicamento, recientemente aprobado por la FDA. Según el ensayo clínico, Paxlovid reduce en un 88% la hospitalización o muerte si se administra durante los cinco primeros días de contagio. La duda es si la capacidad de producción y de distribución será suficiente para surtir a todo el planeta. Pfizer dice que podría tener 30 millones de cajas de pastillas para mediados del 2022, y Estados unidos ya ha comprado 10 millones. La empresa Merck, tiene otro fármaco similar llamado Molnupiravir que podría ser aprobado por la FDA en los próximos días, aunque los resultados del ensayo clínico no son tan espectaculares como los del Paxlovid. Este tipo de pastillas podrían ser un fichaje de invierno espectacular, como el que hizo el Liverpool en la navidad del 2011 fichando a Luis Suárez del Ajax por 26 millones de euros. Suárez marco 82 goles en 113 partidos con el Liverpool.

Es posible que Omicron haya mejorado mucho sus capacidades para transmitirse, pero a coste de perder otras cualidades. Sería como si un delantero dedica todo su tiempo de entrenamiento a rematar de cabeza. Eso implicaría perder capacidad de remate con las piernas. Es complicado que un delantero lo tenga todo. Messi es bajo, Cristiano no asiste, Lewandosky no usa eficientemente la pierna izquierda. La perfección no se ha visto en fútbol, y es difícil que se vea en un virus. Pero en el caso de que el virus no sea más débil, nuestro equipo tiene herramientas para combatirlo y no tiene límites para mejorar como los tiene el SARS-CoV-2. Por ejemplo, Moderna y Astrazeneca ya han anunciado que trabajan en vacunas especificas contra Omicron. Estas vacunas se podrían producir en un corto periodo de tiempo porque solo habría que cambiar las secuencias de ARN (Moderna) y ADN (Astrazeneca). Por último, para seguir alimentando el optimismo, aunque en lugares como Reino Unido o España la curva los contagios de Omicron crece con mucha pendiente, Sudáfrica ya ha conseguido doblarla. ¡Sí se puede!

¡Cabeza! ¡Cabeza! El partido no ha terminado.

Las principales preocupaciones desde el principio de esta pandemia eran proteger a nuestros mayores y no saturar los sistemas de salud. El primer objetivo parece cumplido y estable con las dosis de refuerzo. Para saber si resolvemos el segundo, tenemos que esperar unas semanas. Omicron podría llevar un menor porcentaje de personas al hospital, pero contagiar a mucha más gente. A Delta ya le conocíamos. Ahora necesitamos tiempo para conocer a Omicron. ¿Usa las dos piernas? ¿Dispara desde fuera del área? ¿Por qué lado suele driblar? No sabemos casi nada. Parece que los síntomas de Omicron son algo diferentes, que no te hace perder el gusto y el olfato, que sus primeros síntomas, aminorados por los efectos de las vacunas, se confunden con el catarro de toda la vida. Tiempo. Necesitamos tiempo. Mientras tanto toca seguir caminando en el alambre, manteniendo el equilibrio entre economía, socialización y salud. Hay estudios que nos confirman que ha aumentado el estrés, la ansiedad, la depresión y el suicidio. Hay que ser prudente, pero hay que vivir. Desde nuestro banquillo, gobiernos e instituciones nos dirigen con protocolos que a veces son contradictorios y no se entienden. Tú vas del césped a la grada y de la grada al césped. En el césped, viendo ahora pasar a Omicrón por tu lado y frenando su juego. En la grada, tomando aire y esperando que pasen los minutos de este partido. Estás cansado. Aburrido. Tu hijo también está aburrido y con hambre. Tienes el culo helado y ganas de ir al baño. Ganas de abandonar el partido. Pero somos mejores que el virus y somos un equipo. Recuerdas que tu equipo espera que juegues bien. Y entonces aguantas. ¡Cabeza! ¡Cabeza!—te dices a ti mismo. Vas a orinar, compras algo de comer, y vuelves a tu lugar en la grada. Pones papel de periódico en el frio asiento y te sientas mientras le das un bocadillo a tu hijo y lo abrazas. Ya queda poco hijo—le dices. No lo sabes pero se lo dices. Y luego te bajas al césped, donde está el virus. Y ahí estas tú, jugadorazo, plantando cara a Omicron porque eres mejor que él y porque tu equipo te necesita. Porque, aunque no lo parezca, el partido lo tenemos dominado y sabemos que la victoria es cuestión de tiempo. Porque vamos a derrotar a este virus y lo vamos a celebrar.

Salud, y buenos raticos.

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